domingo, 22 de junio de 2014

Corrientes



Recostado sobre el suelo de madera con la cabeza sobre un colchón sin cama. Un colchón sin cama pero con una mujer que se durmió sin querer. Una mujer bronceada por las publicidades que sostienen un día eterno sobre la calle Corrientes.
Corrientes de luz, corrientes eléctricas. Como impulsos que se disparan sobre la superficie, te recorren y te encienden.
Exuberante, sensual, altiva y pretenciosa. Brilla mojada y se ensancha. Se duplica en un reflejo que la lluvia maquillo.
La mujer se duerme pero me regala corrientes de ella. Corrientes de buenos aires, de aires de paso. De pasos cortos para alcanzar de un latigazo de ojos el título de algún libro.

Me regala una reflexión amena, un momento de pausa. Y en ese instante, que parece ignorar todos los relojes, me siento adentro. Entregado. Nadando con la corriente.

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