viernes, 7 de diciembre de 2007

Vivir la vida.


Y después de un largo día de hacer cosas, obligaciones y un suceder de necesidades que demandan ser satisfechas, me voy a dormir. Y empiezo a vivir.
Pensar que hay gente que cree que vivir es lo que uno hace cuando esta despierto. Uno solo esta despierto para alimentarse, higienizarse y restablecer los requisitos para poder mantenerse vivo durante el sueño, que es la verdadera finalidad. Uno no descansa del día, uno evalúa lo que va a hacer al siguiente. Que de alguna forma va a ser con lo que uno va a construir sus sueños siguientes. A medida que nos acercamos a la muerte el sueño disminuye. ¡Es lógico! Uno pierde habilidad física, se olvida las cosas, y duerme menos.¡El dormir es vivir! Y sino: ¿Porque los bebes duermen tanto?
Uno vive, tratando de obtener logros que puedan parecerse a nuestros sueños. Y ni siquiera las personas más exitosas pueden emular lo inalcanzable de sus sueños.
Y cuando uno conoce a la persona de su vida ¿que hace? ¡Duerme con ella por supuesto!
Uno termina de comer y le da sueño. Y si uno abraza a la persona que quiere, y ya termino de hacer todo lo que tenia que hacer (cuando uno se relaja y se siente cómodo con el universo), sucumbe a la mística del soñar. ¿Para que quiere uno tener casa? Para dormir seguro. Para asegurarse la integridad mientras uno duerme.
Durmiendo nos conectamos con cosas que despiertos ni sabemos. El despertar es como la borrachera de la conciencia.
Dormidos no tenemos barreras, solo las que nuestra mente se impone. Y al despertar nos vemos invadidos por una catarata de prejuicios, barreras y miedos que nos coartan.
Soñar no es imaginar cosas dormido, es vivir sin los límites subjetivos que nos atan a ser “adultos”, personas que hacen cosas “razonables.”. Por eso admiramos tanto a los que en su soñar despierto, triunfan. Porque en el fondo, todos tenemos sueños que queremos alcanzar y no nos animamos siquiera a encararlos. Quien no aprenda a soñar despierto solo llegara a convencerse de que crecer…es resignarse vivir solo lo probable.

miércoles, 31 de octubre de 2007

A posteriori


Se respira un aire viciado. Viciado de ser respirado. Pero no en un sentido sofocador, sino refiriéndome a un aire lleno de vicios. Vicios que salieron por los poros, por la boca y luego se hicieron aire y silencio. La luz tenue lo hace calido, por momentos agradable. Como generando cierta adicción a el. Ese aire me demora. La miro a ella en la cama y esta inmóvil. Por la poca luz, se camufla con las sabanas que parecen, ambas entre sombras, de un mismo color, del mismo material.

No hay ventanas, pero se escucha sordamente, que el mundo gira afuera. Que conserva su velocidad. Mi mente sigue lenta y no quiero que eso cambie.

Tomo una bocanada de ese aire en forma lenta y así evito acelerarme. Me mantengo aletargado. Casi sintiendo la temperatura de mi cuerpo, la infrecuente laxitud de mis músculos. Estos, se vuelven desprevenidos, me convierto en presa. Pero aquí adentro no hay nadie más que una mujer dormida entre sabanas. Entonces me permito existir sin guardia unos minutos más. Sin cuidado.

Me permito no pensar en nada, no cuidarme de nada ni nadie. Rasguño con mi brazo estirado al máximo, la paz. Experimento el paradójico esfuerzo de encontrarla, me entusiasma lograrlo y sin querer me acelero nuevamente. No puedo evitarlo. Meto más aire que hasta parece claro en esa oscuridad. Todos mis sentidos bajan unos escalones su capacidad, uno se niega. Mi oído es más propenso a desconcentrarme. Me hago mas sensitivo, pero menos sensorial. Siento el peso del aire, logro eso. Algo genera un sonido quizás fue alguien, mis músculos oyen, mi piel se acartona y ya no siento el aire pesar sobre mi. Me hago robusto y acechante de nuevo, recordando que el silencio me mantuvo privado de atención, cautivo de calma.

martes, 30 de octubre de 2007

Re-recorrer


Abro un ojo. El otro esta muy cerca de la almohada y le hace presión. Como una visita inesperada, llega a mí un rayo de luz. De repente, como una catarata de información, llegan juntos: el canto de los pájaros y el olor de la habitación. Olor a mañana. A que mi parte del planeta empieza a ser acariciada por el sol. Todavía no distingo entre lo real y lo onírico, pero se que no estoy en ninguno de los dos lados completamente. Finalmente me incorporo a esta realidad. Pienso: ¿Porque tengo que levantarme? y ni muy seguro ni muy entusiasmado lo hago. Brilla afuera el universo. El volumen de conciencia aumenta, los pájaros parecerían cantar mas bajo para dejar que algunas preocupaciones pasen a primer plano. Afuera espera el camino. El mismo de todos los días, el que según subjetivas apreciaciones puede ser el más afortunado o el más largo.
Elijo la ropa, el pantalón elige la remera (tengo mas remeras que pantalones). Y la temperatura elige si alguien cubre la remera. Insistente, el sol brilla. Busco música para el camino, elijo que sensaciones quiero experimentar. A veces me levanto "rock", otras "pop" otras con ganas de ganas de bailar mientras camino, otras más reflexivo. Pero siempre me acuesto "tango" y auto-cuestionador. Elijo que sentimiento quiero alimentar esa mañana y lo pego con lo que elijo mirar mientras viajo. Como un collage de sensaciones. Puedo ir mirando todo y contrastarlo con la música que quiera. ES copo ponerle "banda de sonido" a mi vida.
Camino hacia la parada del colectivo, saludo gente. Corroboro en cuanto reflejo puedo, si mi imagen se coincide con lo que creí construir la última vez que me mire en el espejo del baño antes de salir. Por supuesto, corroboro como todos alguna vez en su vida, si me puse los pantalones al salir. Pero al ver que tengo la remera puesta, me tranquilizo. Tengo la pauta de que si hay remera hay un pantalón que la eligió.
Mientras viajo armo historias. Me pregunto como las resolvería. Las historias se arman y se desarman mientras el libre accionar del resto de las personas retoma su curso. Me relaciono. Imagino diálogos con desconocidos que están cerca. Trato de adivinar su profesión, si esta triste o contento. Hasta trato de imaginar que podría estar pensando de mi si es que me mira.
De repente tan automatizado como el sol, como el canto de los pájaros, llego a una parte del recorrido que me prende todas las señales que caracterizan al fin. El fin del recorrido, de mi recorrido. No hace falta estar despierto. Si duermo me despierto cuadras antes. Mi reloj interno me avisa. Y como los pájaros que se hacen mas tenues con las preocupaciones, mis historias imaginarias desaparecen con el fin del recorrido.

jueves, 25 de octubre de 2007

El primer beso.


Con ella comparto mi boca. ¿Quien habrá elegido la boca? ¿Quien habrá inventado el beso?
Increíble la forma en que se erotiza la parte con la que me alimento.
Nos mezclamos a la hora de concebir hijos y lo intentamos cada vez que nos besamos la boca.
¿Será un acto desesperado por sentirnos una sola persona? ¿Un ser unificado?
¿Serán los abrazos el deseo de compartir una misma morada corporal?
¿Será el beso una forma de hablar de cerca? ¿De transmitir palabras que solo los músculos de la lengua saben definir?
Quizás de compartir el mismo aire, de investigar si por dentro encuentro en el otro, algo distinto.
O simplemente la curiosidad de encontrar dentro suyo que lo hace tan especial.
La boca controla los ojos. Hace que se cierren cuando queremos sumergirnos en esa irrealidad onírica en la que nos arrojan los besos. O se abren cuando no queremos perder de vista a quien nos deja la boca abierta.
La boca articula las palabras que el pecho nos “sopla”. La boca recoge las lágrimas que nuestros ojos prejuiciosos no pueden aguantar. ¿Como habrá sido el primer beso? ¿Habrá entendido la primera persona besada que significaba tal hazaña? La boca habrá sido siembre boca. Será la lengua un anexo a la historia de la pasión o habrá nacido junto a ella.
Es la boca mas la boca lo que marca el después de todas las cosas.

La noche


Vacía. No solo oscura. Se siente vacía.
La noche es cuando la tierra se ve mas natural. Cuando el mamífero dominante se recluye ante las sombras. Se protege de ese estado que lo desfavorece, o en su defecto, se convierte en presa que juega a se predador.
Vacía. Pero no solo porque la gente no esta e las calles. Vacía porque el soñar nos lleva a otra parte.
La noche se ve pura. Libre del alma humana, que solo deja su cuerpo en este plano del universo. Pura, porque esa especie que cambia su dinámica, esta ausente.
La noche renueva. Como el agua que cae del cielo y limpia las hojas. La noche nos lava y nos purifica, a la vez que deja que todo lo demás descanse del hombre.