Gracias por el viaje,
elefante.
Por llevarme ese
tramo breve pero importante, donde el agua estaba muy alta y necesitaba de tu
paso firme para cruzar.
Nunca volvería a
colorear tu contorno de gris. No ahora que sé que tiene tantos colores.
Me voy a abrazar
firme, rodeando tu cuello con los dos brazos bien abiertos.
Cerrando por momentos
los ojos, me voy a dejar llevar. Con la tranquilidad de ya haber visto tu determinación al apoyar los pies; sobre el barro que parece hundirse al principio, pero que
finalmente se hace firme.
Te voy a dar la
caricia mas sincera. Mi calor que no necesitas. Voy a bajarme y dejarte ser lo
que con tanta seguridad, pareces afrontar.